Julia Botanz, de Ida Susal, leyendo el manifiesto. josé luis gonzález
VERÓNICA GALÁN "Denunciamos la inflexibilidad del sistema fiscal que no tiene en cuenta las rentas irregulares de los artistas". Estas palabras leídas por Julia Botanz, de Ida Susal, resumen el porqué de la protesta musical que ayer tomó como escenario la Plaza de España de la capital. Desde las 18:30 horas se fueron uniendo artistas de todas las clases para luchar en contra de la criba de sanciones que en los últimos meses ha llevado a cabo la Inspección de la Seguridad Social y para reivindicar la falta de salidas legales y rentables de que disponen.
La protesta comenzó puntual y con una batucada bien sonada. Músicos de blues, jazz, rock, pop, heavy, bailarines, actores y demás artistas acabaron formando un concierto de casi 200 personas, familias con sus hijos incluidas. Aunque la previsión del acto en la red social Facebook fijara 700 asistentes, el organizador de la concentración, Daniel Pérez, batería de Fran Baraja y la Banda Reparte, se mostró satisfecho. "Teniendo en cuenta cómo funcionan estas cosas en Tenerife, está saliendo muy bien", aseguró el percusionista que no duda que "en el Movimiento Asambleario de Artistas encontraremos una fórmula legal que nos valga".
La velada transcurrió de forma tranquila e incluso con toques de humor, como los que aportaba Andrés Leoni, de Tangatos, que fue disfrazado de un inspector de la Seguridad Social en clave de clown con tarjetas que rezaban: "Soy un inspector que siempre quise ser músico y no pude" o "Yo antes era músico, ahora soy traficante de acordes".
Eso sí, en las dos horas que duró la manifestación no dejaron de sonar los pintorescos instrumentos que portaban los artistas. Incluso con esta aparente normalidad, tres policías nacionales se acercaron a la multitud para pedir su DNI a Carlos Sánchez, de Changó Mantinga. Al ver la situación, Daniel Pérez se acercó también a dar el suyo. Los agentes fueron muy amables y alegaron que para hacer el informe de la protesta necesitaban identificar a alguien.
El ambiente era agridulce, entre festivo por la forma de comunicarse, la música, y triste por la situación que los había hecho reunirse. Por eso, con un megáfono Julia Botanz denunció también mediante un manifiesto "la falta de apoyo por parte de las instituciones, tanto para los artistas como para promotores y gestores de cultura". Además, el Movimiento Asambleario de Artistas, que se ha formado las últimas semanas con los afectados, pide "un plazo de tiempo para que podamos buscar y decidir la manera viable de regularizar nuestra actividad, y no tener que suspenderla hasta dar con la solución".
También criticaron la postura de ciertos gerentes de locales que les han dado de lado. Botanz se quejó de la "retribución tan ínfima que se aporta a cambio de un inmenso trabajo". Uno de los puntos más importantes de la polémica es que "el régimen general de artistas creado en 1985 es obsoleto e injusto". Por último, la portavoz declaró que están comenzando "un trabajo colectivo de asesoramiento y debate porque estamos decididos y forzados a encontrar una alternativa".
Arturo Baldoquín, trompetista de Changó Mantinga recalca que "el arte determina cada lugar y eso ayuda a atraer al turismo". Este trompetista ve a Canarias como "el Caribe europeo, al estilo de Cuba". Por su parte, Emilio Cedrés, de Fran Baraja y la Banda Reparte aboga por seguir con las reivindicaciones en otros lugares, "como en los propios conciertos, por ejemplo". El asesor laboral y cantante de Coverama, Eduardo Sansón, cree que "los pasos que estamos dando son los buenos".
Cuando se acercaba el final, ya todo eran pequeños corrillos en los que se discutía sobre el tema que los había llevado hasta allí, comentaban los últimos bolos, algún intercambio de teléfono y sobre todo muchos reencuentros. Mientras, siempre una tocata mantenía encendido el fuego de la protesta.
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